Vivo en Chengdu, el corazón de la provincia de Sichuan. Nuestra ciudad se asienta sobre la fértil llanura de Chengdu, bendecida con antiguos sistemas de irrigación que han sustentado la vida aquí durante miles de años. Estas aguas han forjado caminos para el crecimiento, convirtiendo a Chengdu no solo en un tesoro agrícola, sino también en uno de los centros de comunicación y comercio más importantes de China.

Al caminar por las calles, siento el peso de la historia: más de 4000 años de historias resuenan en templos, mercados y callejones. Sin embargo, esta tierra, vasta y diversa, a menudo se malinterpreta como un solo pueblo, una sola cultura. En realidad, China es un mosaico de naciones y tribus, cada una portadora de la imagen de Dios, cada una con una necesidad desesperada de la esperanza que se encuentra en Jesús.

Formo parte de un movimiento que se ha extendido silenciosamente por toda China: millones de personas han conocido a Jesús desde 1949, uno de los mayores despertares de la historia. Y, sin embargo, vivo bajo presión. La persecución es real. Hermanos y hermanas aquí, y en lugares como Xinjiang, entre los musulmanes uigures, enfrentan arrestos, acoso y pérdida de sustento. Aun así, el fuego del Espíritu sigue ardiendo.

Chengdu no solo es una puerta de entrada al Tíbet, sino también a las naciones. El gobierno habla de la iniciativa "Una Franja y una Ruta", que busca influencia global. Pero yo veo otra visión: un camino carmesí, bañado por la sangre del Cordero, que se extiende desde China hasta los confines de la tierra. ¿Qué pasaría si desde aquí se enviaran discípulos a todas las tribus y lenguas? ¿Qué pasaría si esta ciudad se convirtiera en una fuente de agua viva, inundando las naciones con el amor de Cristo?

Rezo para que ese día llegue pronto. Hasta entonces, elevo mi voz en adoración entre el ruido, creyendo que un día Chengdu no solo será conocida por sus canales de irrigación o rutas comerciales, sino como una ciudad donde fluyeron ríos de agua viva y se multiplicó el Reino de Jesús.

- Oremos por Agua Viva en Chengdu:
Anhelo ver los antiguos canales de irrigación de Chengdu convertirse en una imagen de los ríos de agua viva del Espíritu fluyendo por esta ciudad, refrescando corazones y atrayendo a muchos a Jesús. Juan 7:38
- Oremos por la Iglesia Perseguida:
Muchos hermanos y hermanas en Chengdu y en toda China viven bajo presión y temor a la persecución. Oren para que nos mantengamos firmes con valentía, amor y perseverancia en el poder del Espíritu. 2 Corintios 4:8
- Oremos por los no alcanzados de Chengdu y más allá:
Desde Chengdu, ciudad de acceso al Tíbet y a las naciones, oremos para que el Evangelio llegue a las minorías étnicas y a los pueblos no alcanzados, especialmente a quienes viven en una profunda oscuridad espiritual. Isaías 49:6
-Oremos por hacedores de discípulos valientes:
Pidan al Señor que levante más discípulos aquí en Chengdu que se multipliquen, plantando iglesias en casas, haciendo discípulos en cada barrio y llevando el Evangelio más allá de nuestras fronteras. Mateo 28:19
- Oremos por la mayor visión de Dios para China:
Mientras el gobierno impulsa la iniciativa "Una Franja y una Ruta" para el dominio global, oremos para que el Reino de Jesús arraigue en los corazones de aquí y se extienda aún más, lavando a las naciones con la sangre del Cordero. Apocalipsis 12:11