Vivo en Wuhan, una ciudad que el mundo ya conoce muy bien. En la confluencia de los ríos Han y Yangtsé, Wuhan ha sido considerada durante mucho tiempo el "corazón de China". Fue aquí donde confluyeron tres antiguas ciudades: Hankou, Hanyang y Wuchang, y hoy somos uno de los grandes centros industriales y comerciales de China.
Pero desde el brote de COVID-19, todo se siente diferente. El mundo nos observaba, y aunque la vida se ha reanudado con mercados bulliciosos y calles concurridas, persiste una tristeza invisible. La gente vuelve a sonreír, pero muchos llevan cicatrices silenciosas: pérdida, miedo y un profundo anhelo de esperanza que ningún gobierno ni medicina puede brindar.
Como seguidor de Jesús en Wuhan, siento el peso de este momento. En una nación con más de 4000 años de historia e increíble diversidad étnica, nuestro pueblo busca la paz. Algunos se refugian en el éxito o la tradición, pero muchos anhelan en silencio la verdad. Incluso frente a la persecución, la familia de Jesús crece silenciosamente. En los hogares, en las oraciones susurradas, en las reuniones ocultas, el Espíritu se mueve.
Vivimos en una nación cuyos líderes sueñan con el poder global mediante la iniciativa "Una Franja y una Ruta", pero creo de todo corazón que la verdadera renovación solo llegará cuando China se incline ante el Rey Jesús. Ruego que la sangre del Cordero inunde Wuhan, la ciudad que una vez fue conocida por la muerte y la enfermedad, y la transforme en un lugar conocido por la resurrección.
- Oremos por sanación y consuelo:
Pídele a Jesús que sane las heridas ocultas que dejó la COVID-19 en Wuhan: el dolor por la pérdida, el miedo al futuro y las cicatrices del aislamiento. Ora para que su paz cubra cada corazón. (Salmo 147:3)
- Oremos por el despertar espiritual:
Clama para que la gente de Wuhan vea más allá del miedo y la supervivencia, y anhele la esperanza que solo se encuentra en Cristo. Oremos para que la ciudad, una vez marcada por la enfermedad, sea conocida por su avivamiento. (Juan 14:6)
- Oremos por un testimonio valiente:
Oremos para que los seguidores de Jesús en Wuhan compartan la Buena Nueva con sabiduría y valentía, incluso bajo presión. Pidamos que su amor y fe brillen de una manera que atraiga a muchos a Cristo. (Hechos 4:29-31)
- Oremos por la próxima generación:
Pide a Dios que toque el corazón de los estudiantes y jóvenes profesionales de Wuhan, para que se levanten como una generación que no se avergüence de Jesús, llevando su luz a China y más allá. (1 Timoteo 4:12)
- Oremos por la transformación de la identidad de Wuhan:
Intercede para que Wuhan ya no sea recordada como la ciudad del brote, sino como una ciudad de sanación, resurrección y nuevos comienzos por medio de Jesucristo. (Apocalipsis 21:5)
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