Él hace cesar las guerras hasta los confines de la tierra. Quiebra el arco y destroza la lanza; quema los escudos con fuego. — Salmo 46:9
“Orad por los reyes y todos los que están en autoridad, para que vivamos una vida tranquila y apacible con toda piedad y honestidad.” — 1 Timoteo 2:2
La paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia, verdad y relaciones restauradas. En 1963, el Dr. Martin Luther King Jr. dijo sabiamente: «La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión; es la presencia de justicia». La reconciliación no es pasiva; es una búsqueda activa y a menudo costosa de sanación. Requiere confrontar la injusticia, reconocer el dolor y honrar la imagen de Dios en cada persona.
En tiempos de guerra y división, Jesús llama a sus seguidores a ser pacificadores (Mateo 5:9), viviendo con humildad y amor. El conflicto actual en Oriente Medio ha puesto de relieve un creciente movimiento de reconciliación entre los creyentes árabes y judíos y los judíos mesiánicos. Esta unidad es un testimonio vivo de la oración de Jesús en Juan 17: que sus seguidores fueran uno, como él y el Padre son uno.
Salmo 46:9
1 Timoteo 2:2
Juan 17:20–23
Salmo 46:9
1 Timoteo 2:2
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