En Isaías 44:1-5, Dios promete derramar su Espíritu sobre Israel, especialmente sobre la siguiente generación. Este derramamiento espiritual conducirá a la transformación y renovación, trayendo un nuevo sentido de identidad, donde muchos declararán con valentía: «Yo soy del Señor». Al orar, pedimos a Dios que despierte el corazón de la juventud de Israel para que lo conozca íntima y personalmente, y así saciar la sed espiritual de la tierra.
Joel 2 Él les envía abundantes lluvias, tanto de otoño como de primavera, como antes. Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y aceite. Entonces sabrán que estoy en Israel, que yo soy el Señor su Dios, y que no hay otro; nunca más será mi pueblo avergonzado. «Y después, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad. Sus hijos e hijas profetizarán, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones. Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén habrá liberación».
Isaías 44:1–5
Joel 2: 23-24
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