MASHHAD

Yo vivo en Mashhad, Irán, una ciudad que atrae cada año a millones de peregrinos que buscan la bendición y el perdón en el santuario del Imam Reza, el lugar más sagrado del islam chiíta, se ve inundada por la devoción, el incienso y las oraciones ofrecidas a un sistema que promete paz pero que solo ofrece desánimo. Desde el fracaso del acuerdo nuclear de 2015 y el endurecimiento de las sanciones, la vida en Irán se ha vuelto más desesperanzadora. Los precios suben, las oportunidades desaparecen y muchos empiezan a cuestionar las promesas de nuestros líderes y la utopía del islam que alguna vez predicaron.

En medio de esta tensión, el Espíritu de Dios se mueve silenciosamente. Quienes llegan a Mashhad en busca de la verdad se encuentran con Jesús, a veces a través de sueños, a veces mediante creyentes que comparten su amor en secreto. Incluso en esta ciudad, donde el control del gobierno es más férreo y la fe en Cristo más peligrosa, el evangelio se extiende de corazón a corazón, de hogar en hogar.

Mashhad, antaño conocida solo por su santuario y su estricta devoción religiosa, se ha convertido en Puerta oculta para el renacimiento. La Iglesia aquí camina con cautela, pero con esperanza, porque la misma ciudad que atrae a millones en busca de luz en la oscuridad se está convirtiendo en un lugar donde Luz del mundo está empezando a brillar.