
Yo vivo en Kuala Lumpur, El corazón de Malasia: una ciudad donde los rascacielos se alzan junto a cúpulas doradas y el aire vibra con el murmullo de múltiples lenguas. Nuestra nación se extiende por dos regiones, divididas por el mar pero unidas por una historia compartida. Malayos, chinos, indios y pueblos indígenas llaman hogar a esta tierra, creando un rico mosaico de culturas y religiones.
Aquí, en la capital, la presencia del islam se manifiesta en las mezquitas y los minaretes que coronan el horizonte. Sin embargo, las calles rebosan de diversidad: los templos chinos resplandecen de rojo por la noche, los santuarios hindúes resuenan con campanas y pequeñas comunidades cristianas se reúnen en silencio en casas y apartamentos. La fe define la identidad aquí, y para muchos malayos, seguir a Jesús implica transgredir no solo la ley, sino también a la familia y la tradición. Aun así, he presenciado una valentía que me conmueve profundamente: creyentes que adoran en secreto, que aman con valentía y que oran por quienes se oponen a ellos.
Kuala Lumpur es una ciudad de contrastes: moderna y tradicional a la vez, próspera en apariencia pero con una profunda sed espiritual. Mientras nuestro gobierno reprime con mayor rigor la libertad religiosa, el Espíritu de Dios abre nuevas puertas. A través de las relaciones, los negocios y el testimonio silencioso, la Buena Nueva se comparte con quienes nunca la han escuchado. Creo que esta ciudad, ubicada en la encrucijada de Asia, será conocida algún día no solo por sus rascacielos y su comercio, sino por la luz radiante de Cristo que brilla a través de su pueblo.
Orar por Los seguidores de Jesús en Malasia deben mantenerse firmes en la fe y el amor a pesar de las restricciones legales y la presión social. (Efesios 6:13)
Orar por Los musulmanes malayos buscan encontrarse con Cristo a través de los sueños, los medios digitales y las relaciones personales. (Joel 2:28)
Orar por unidad entre los creyentes chinos, indios e indígenas para fortalecer el testimonio de la Iglesia. (Juan 17:21)
Orar por Trabajadores de campo y creyentes locales para discipular con valentía a nuevos seguidores de Jesús en medio de la oposición. (Mateo 28:19–20)
Orar por Kuala Lumpur se convertirá en una puerta de entrada para el Evangelio: una ciudad de refugio, renovación y renacimiento para el sudeste asiático. (Habacuc 2:14)



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