Me despierto cada mañana con los sonidos de mi ciudad: Bangalore. El claxon de los rickshaws, el ritmo de los autobuses, el parloteo de la gente hablando kannada, tamil, hindi, inglés y tantos otros idiomas. Esta ciudad nunca deja de moverse. Es el "Silicon Valley" de la India, lleno de oficinas relucientes, parques tecnológicos y gente persiguiendo sueños. Sin embargo, cuando camino por las mismas calles, también veo niños durmiendo en las aceras, mendigando en los semáforos y buscando comida en los montones de basura. El contraste me parte el corazón.
La India es hermosa, diversa más allá de las palabras. Pero esa diversidad a menudo nos divide. Aquí en Bangalore, la casta y la clase social aún crean barreras. Incluso en la iglesia, puede resultar arriesgado cruzar esas barreras. Y aunque muchos piensan que nuestra ciudad es moderna y progresista, los ídolos se alinean en las calles, los templos están abarrotados y la gente busca la paz en todas partes menos en Jesús. A veces, parece que somos solo una pequeña voz que clama en un mar de ruido.
Pero creo que Jesús tiene la mirada puesta en esta ciudad. He visto su Espíritu obrar en los barrios marginales, en las oficinas corporativas, en las residencias universitarias. He visto a huérfanos encontrar familia en el cuerpo de Cristo. He visto reuniones de oración extenderse hasta la noche, porque la gente anhela más de Dios. Creo que el mismo Dios que hizo de esta ciudad un centro tecnológico puede convertirla en un centro de avivamiento.
Bengaluru está llena de ideas, pero lo que más necesitamos es la sabiduría del cielo. Necesitamos el corazón del Padre para sanar a los quebrantados, el poder del Espíritu para romper las cadenas de casta y religión, y el amor de Jesús para tocar a cada huérfano, a cada trabajador, a cada líder. Estoy aquí para un momento como este, creyendo que mi ciudad no solo será conocida por la innovación, sino por la transformación impulsada por el Dios vivo.
- Oremos para que el amor de Jesús llegue a los innumerables niños de las calles de Bengaluru, huérfanos y pequeños abandonados, para que puedan encontrar una verdadera familia en Cristo y esperanza para su futuro.
- Oremos para que el Espíritu de Dios derribe los muros de casta y clase en mi ciudad, uniendo a los creyentes en una familia que refleje el reino de los cielos.
- Oremos por aquellos que están en la industria tecnológica y en las universidades, para que su hambre de conocimiento y éxito se convierta en un hambre más profunda por la verdad, llevándolos a Jesús.
- Oremos por valentía y audacia para nosotros como creyentes para compartir el evangelio en una ciudad rebosante de templos e ídolos, para que muchos corazones puedan encontrar al Dios vivo.
- Oremos por un movimiento de oración y avivamiento en Bengaluru, para que esta ciudad no sólo sea conocida por la tecnología y la innovación, sino también como un lugar donde el Espíritu de Dios trae transformación.
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