Llevar a la fuerza

Shanghai, en la costa central de China, es la ciudad más grande del país y se ha convertido en un centro financiero global. Es uno de los puertos marítimos más grandes del mundo y un importante centro industrial y comercial de China. Shanghai fue uno de los primeros puertos chinos que se abrió al comercio occidental y durante mucho tiempo dominó el comercio de la nación.

El corazón de la ciudad es el Bund, un famoso paseo marítimo bordeado de edificios de la época colonial. Al otro lado del río Huangpu se eleva el horizonte futurista del distrito de Pudong, incluida la Torre de Shanghai de 632 metros de altura y la Torre de Televisión Oriental Pearl con distintivas esferas rosas.

En Shanghai hay muchos grupos religiosos diferentes, entre los que se incluyen el confucianismo, el taoísmo, el budismo, el islam, el cristianismo y la religión popular. El taoísmo y el budismo tienen el mayor número de seguidores, mientras que Shanghai también cuenta con la mayor presencia católica en China continental.

La realidad, sin embargo, es que el gobierno insiste en que toda actividad religiosa se limite a organismos religiosos autorizados por el Estado. Las congregaciones formadas aparte de estas, como el movimiento de “iglesias en casas” que siguió a Jesús, son ilegales. Sus edificios pueden ser confiscados, sus líderes encarcelados y sus miembros multados.
Sin embargo, durante las últimas cuatro décadas, el cristianismo ha crecido más rápidamente en China que en cualquier otro lugar del mundo. Las iglesias celulares clandestinas se reúnen en todo Shanghai, y se estima que ahora hay más de 100 millones de seguidores chinos de Jesús.

Grupos de personas: 3 grupos étnicos no alcanzados